Hablar de regulación suena a papeleo, pero el Data Act ha venido a mover fichas de verdad en el sector cloud europeo. Desde el 12 de septiembre, la portabilidad y la interoperabilidad ya no son promesas: son derechos que puedes exigir. Y eso, para quienes trabajamos en la nube, cambia la forma de trabajar con clientes y partners.
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¿Qué significa esto en el día a día?
Cambiar de proveedor cloud ya no debería ser una travesía interminable. El Data Act obliga a que cualquier contrato permita iniciar el cambio con un preaviso máximo de dos meses y ejecutar la migración en una ventana de 30 días, manteniendo el servicio operativo y seguro durante todo el proceso. Además, los costes por cambio se limitan a gastos reales hasta su eliminación total en enero de 2027. Es ley y afecta por igual a IaaS, PaaS y SaaS.
Interoperabilidad que se nota, no solo se promete
La norma pide “interoperabilidad real”, que en la práctica significa documentación técnica utilizable, interfaces abiertas, formatos estándar y soporte efectivo para lograr equivalencia funcional tras la migración. El objetivo es simple: que el cliente no pierda capacidades por decidir moverse. Esto obliga a ordenar APIs, catálogos de exportación y procedimientos de reversibilidad que antes muchas veces dependían de la buena voluntad del proveedor.
Más claridad legal con Data Act: contratos que acompañan, no que atan
El Data Act no se queda en lo técnico. Limpia la letra pequeña: refuerza el control sobre cláusulas desleales en B2B y obliga a describir por contrato cómo se porta, qué datos son exportables, qué queda fuera por razones justificadas y cómo se borra lo que debe borrarse al terminar. Además, la Comisión ya ha lanzado los modelos contractuales y las cláusulas tipo no vinculantes para ayudar al mercado a aterrizar estas obligaciones con términos claros y equilibrados: son plantillas de referencia que facilitan pactar condiciones justas, razonables y no discriminatorias.
Cuando la teoría se ensucia las manos: ejecutar una migración real
La diferencia entre cumplir y convencer está en la ejecución. Migrar sin formatos comunes, sin APIs bien documentadas o sin un equipo que se arremangue es invitar al problema. El Data Act baja al barro: convierte en obligación contractual lo que antes eran buenas prácticas —información previa, continuidad del servicio, asistencia razonable, seguridad durante el tránsito— y pone fechas al final de los costes de salida.
¿Qué hemos hecho en Alhambra IT?
En Alhambra IT tratamos el Data Act como un proyecto de negocio, no como un check de cumplimiento. Antes de su aplicación activamos un plan transversal —legal, técnico y comercial— para actualizar contratos con cláusulas de portabilidad, preavisos y soporte durante el cambio; eliminar barreras que pudieran interpretarse como vendor lock‑in; y alinear el modelo de precios con la eliminación gradual de costes hasta 2027. También hemos adoptado como base los modelos y cláusulas tipo de la Comisión para nuestras plantillas, ajustándolos a nuestros servicios y a las realidades de proyectos híbridos y multicloud.
En la parte técnica, hemos preparado el terreno con formatos de exportación estándar y procedimientos operativos para asegurar la equivalencia funcional tras la migración. Además, hemos formado a los equipos para explicar con claridad plazos, alcance y ayudas durante la ventana de 30 días. El objetivo es que, si un cliente decide moverse, lo haga rápido, seguro y sin costes ocultos.
Mirando adelante
El Data Act empuja a una nube útil, abierta y confiable. Quien se adelante y lo integre con honestidad ganará algo más que cumplimiento: confianza. Y la confianza es la moneda que vale cuando toca decidir con quién subir a la nube y —ahora también— con quién te puedes mover sin dramas cuando el negocio lo pida.